lunes, 3 de diciembre de 2012

Una serie de eventos desafortunados


 
¿Se podrá evitar un nuevo veinte de Diciembre? ¿Todavía se está a tiempo?

Ayer mientras miraba el fútbol de “Futbol para todos”, como si todavía –ingénuo de mi- no me hubiese acostumbrado, escucho al comentarista de turno, el periodista Alejandro Apo que decía algo asi como: “no se pierdan luego 6-7-8 donde el ministro Julio Alak desenmascarará al Grupo Clarin, etc, etc, etc”.

Por un momento no estaba seguro de estar viendo un programa deportivo o tratando de interpretar una pancarta política. Está bien –me dije- peor es lo de Marcelo Araujo que forjó toda su trayectoria, cuando estaba “del otro lado de la vereda”. Pero bueno, son cosas que pasan.

Entonces uno escucha que las noticias nos dicen que el gobierno aplicará la ley de medios independientemente de cualquier fallo de la justicia. Y también escucha que los funcionarios hacen oídos sordos, y lo que es peor, desvirtúan con su particular metodología cualquier tipo de manifestación contraria a sus pensamientos.

Hace ya varios meses que quisiera poder vender mi casa para ir a algo mejor para mi bienestar. Pero no puedo a pesar que el gobierno se esfuerza en decir que no existe ningún cepo al dólar. Quisiera poder venderla en pesos, pero nadie me la compra y lo que yo quiero no es accesible en pesos.

En la Argentina en los últimos meses hemos perdido muchas libertades. Libertades esenciales para nuestro estilo de vida. Al menos para el mio, que –creo- es compartido por mucha gente de bien. Clase media, tal vez en las mismas condiciones. No alguna “clase media” irónica, esa clase media que solo nos quita una carcajada cuando nos quiere hacer ver que está en nuestra misma escala. Y mucho más aún cuando esas manifestaciones viene de “quien” viene.

Lo importante es lo que puede leerse entre líneas. Lo tácito. Lo que no está escrito. Lo que se percibe. Lo que se “siente”.

Siento que voy caminando por la calle y que no se si voy a llegar a la próxima esquina. Porque puede haber “alguien” que me quiera provocar algún mal o daño. Y eso es factible, lo hemos comprobado en los últimos tiempos, ¿O me equivoco?

Mis dos ojos y “mi percepción” a veces no son suficientes. Hay que ir con los cinco sentidos potenciados. Y de eso, de toda esa sensación ¿Quién es responsable? Las distintas políticas que vienen llevándose a cabo desde hace años.

En el actual gobierno, cada situación, cada paso, cada hecho provocado por su accionar, es una serie de eventos desafortunados.

Que la fragata, que no se puede embargar, que es una violación … bueno. Puede ser. Que los fondos buitres hagan honor a su nombre. Puede ser. Pero no se les pagó. Lisa y llanamente. Y si encima se dice a viva voz que no se le va a pagar,  te clavan el puñal donde mas duele.

No creo que sea necesario enumerar mas eventos desafortunados. Es hora de hacer algún tipo de reflexión.

Yo no se como se solucionan todos los problemas de este bendito país. No me votaron a mí para eso. Lo que si se es lo que puede hacer falta para empezar a solucionarlos.

Y eso es solamente un poquito de humildad. El llegar a tener la capacidad de poder reconocer los propios errores. Tan solo eso. Simplemente lográndolo podrá luego avanzar en dejar atrás la soberbia. Eso viene solo con el tiempo. Pero estas dos cosas son fundamentales. El desapego a la soberbia y el lograr alcanzar lo mínimo de humildad.

Sinceramente no creo que tanto la presidente como quienes la rodean tengan esa capacidad en el futuro. De hecho, es claramente visible que Cristina Fernandez está muy mal asesorada en lo que respecta al hecho de mantener una imagen aunque sea mínimamente amigable.

Al hecho sucedido hace pocos días respecto a las manifestaciones de la Iglesia, ella respondió con su silencio. Y su funcionario más cercano en la cadena sucesoria, el vicepresidente, dijo que a nadie le importaba. La Iglesia se equivoca. No existe riesgo a que se creen dos bandos irreconciliables. Eso ya sucedió.

En todos estos meses la presidente Cristina Fernández, debo reconocer, ha logrado algo que los gobernantes anteriores no lograron, al menos en la medida que ella si consiguió. El hecho que se perdiera el respeto a la investidura presidencial. No recuerdo que otro presidente haya logrado eso de una forma tan profunda como Fernández.

Sus oídos sordos no son parte del mandato que se le ha conferido. Usted ha sido puesta allí con la función de gobernar para todos los argentinos y cualquier habitante que desee habitar suelo argentino, aunque en este último caso, con honestidad y trabajo. Señora Presidente, no importe delincuencia, para eso ya tenemos los nuestros.

Sería bueno en lo posible el que pueda avanzar tratando de adquirir un poco de humildad, ya que tan solo con eso, como dije antes, podrá combatir un poco su soberbia y empezar a escuchar otras voces, así tendremos al menos la posibilidad de convertir en afortunados algunos eventos que hoy en día no lo son y poder evitar un nuevo veinte de Diciembre.

Con respeto, al menos por ahora.